- Aruna
Ausencia del ego
En ocasiones los ruidosos visitantes ocasionaban un verdadero alboroto que acababa con el silencio del monasterio. Aquello molestaba bastante a los discípulos; no así al Maestro, que parecía estar tan contento con el ruido como con el silencio.
Un día, ante las protestas de los discípulos, les dijo:
El silencio no es la ausencia de sonido, sino la ausencia de ego.
